Pasé muchas veces por momentos difíciles, y aunque en todos y cada uno de estos momentos anhelé que gente a la que aprecio mucho estuviera a mi lado físicamente, y que por "X" motivo no pudieron, debo confesar que jamás me sentí sola.
Sé que a más de uno con mi distancia, más un poco de mi carácter y las circunstancias, habré hecho sentir que me habían abandonado, que no habían estado, cual reproche podría decir; y más allá de todo esto también sé que si estuvieron: orando, mandandome textos, pensándome, aunque yo no puediera percibirlos... Y por ello ¡Perdón y Gracias!
Pero hubo una persona ahí, a mi lado. Siempre incondicional. Abrazándome, secando mis lágrimas, sosteniendo mis manos y recordándome que no se iría de mi lado, que no me dejaría y que anunque no lo pudiera ver o sentir, Él estaría.
Confieso también que muchas veces, yo le hice a un lado, le ignoré, no le escuché, me alejé y sabiendo todo esto me negué a hablarle, a ir a su casa, olvidé dar gracias, porque a pesar de mis actitudes Él, seguía ahí. No me iba a dejar, y no lo hizo, y aún está acá, a mi lado.
En estos últimos tiempos, me encerré en mi misma, ignoré a todas las perdonas que venían a tenderme la mano, o en el intento fallido de hacerlo. A muchos atendí y eché... A otros ni siquiera les abrí la puerta.
Pero hubo a alguién a quién no pude echar, y por más que lo hubiera hecho, por ningún motivo se iba a ir de mi lado. Así fue, como viendo su fidelidad y gran amor, volví a abrir esa puerta y decirle: ¡Sé que no te fuiste... Pero por favor, volvé, porque sin vos a mi lado no sé como seguir! ¡Sin vos a mi lado no puedo vivir!
Por supuesto que aceptó mis disculpas, me abrazó, me dio una nueva oportunidad, volvió a recordarme que no estaba sola y que nunca lo iba a estar, que Él nunca me iba a dejar.
Él sabe que soy terca como una mula, que me cuesta negarme a mi mísma y dejarme ayudar, levantarme y continuar, que me cuesta poner de mi propia voluntad. De hecho Él me conoce más que ninguna otra persona en el mundo entero.
Hoy confieso y declaró ante ustedes y ante su mirada que voy a esforzarme más aunque sienta que no puedo o que voy a desmayar. Que voy a poner no un poco si no TODA mi voluntad y que esta vez quiero entregarme por completa a Él, que quiero que en cada recoveco de mi cuerpo y de mi ser este Él.
MI ORACIÓN HOY ES:
"Gracias por todo lo que tengo y todo lo que soy... Todo te lo debo a ti. Sé que va a ser difícil, pero también que no es imposible. Que van a haber muchos más obstáculos en el camino y mil momentos donde mis brazos quiera bajar y la toalla tirar. Pero todo lo puedo en tí, porque tú me fortaleces. Quiero que seas mi norte, mi brújula, quiero estar en el centro de tu voluntad y hacer lo que me pidas, en el nombre de tu hijo Jesús. Amén y amén".
"Nunca te dejaré, jamás te abandonaré" Heb 13.5
Creada el Lunes 14 de Noviembre de 2011
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